Autor: Antonio Giménez email:antanins@arabismo.com
Fecha: 06-02-04 18:40
Habría que distinguir entre aprender y enseñar. "Lo que se aprende" en Filología Árabe es algo muy subjetivo: en general, cada uno cuenta la feria según le va en ella y, por otro lado, es evidente que aprender y enseñar, aunque sean actividades relacionadas, no desembocan la una en la otra necesariamente: el aprendizaje de algunos alumnos está por encima de lo que se les ha enseñado en la carrera, y el de otros por debajo. Hay quien ha aprendido mucho y sin embargo es incapaz de enseñarlo a terceros. Digamos que enseñar es dar, y aprender es coger (tanto lo que te dan como lo que no te dan pero está ahí al alcance).
Creo que es necesario atender a "lo que se enseña" y a "cómo se enseña", y no tanto a lo que se aprende o cómo se aprende. Juzgar, en fin, por lo que se da, y no por lo que cada cual coge. Porque no se trata de que uno aprenda a hablar árabe dentro de la universidad, sino de que a uno le enseñen. En otras palabras: si la oportunidad no se da, difícilmente puede aprovecharse.
Miguel: a mi modo de ver y en lo que se refiere a la enseñanza de la lengua, la Filología Árabe es efectivamente un desastre... Pero es lo que hay, lo único que ha habido para muchos licenciados; sobre todo cuando uno no dispone de los medios económicos para buscar otras alternativas en el extranjero. Por otra parte, me temo que confundes los términos: criticar una licenciatura no es desaconsejar el estudio de una lengua o quitarle las ganas a nadie, sino avisar: وقد أعذر من أنذر, como suele decirse en árabe.
Quienes ya tienen un trabajo estable, relacionado incluso con el árabe, también se quejan de la enseñanza que recibieron, así que no deben ir por ahí los tiros. A muchos licenciados en paro les reconfortaría saber que después de todo, aunque hoy no tengan un empleo, esos cuatro o cinco años de estudio no fueron en vano. Quiero pensar que la satisfacción de aprender un idioma extranjero, y de ser capaz de comunicarse en él con otras personas, está muy por encima de eso -al menos para quienes eligen el árabe y no otra lengua más "rentable"-. Además, podría darse la paradoja de que hubiera muchas salidas profesionales y de que los licenciados, sin embargo, no estuvieran capacitados para responder a esa demanda.
Mientras que los licenciados en Filología Árabe continúen sintiéndose frustrados de una manera especial -hasta el punto de que resulte "un fenómeno curioso"-, da igual que esta licenciatura sea o no como el resto de las filologías. En lo que a la enseñanza respecta, yo creo que se parece en algo a la Filología Clásica, con la salvedad de que en ésta los alumnos saben ya de antemano lo que se van a encontrar y en Árabe probablemente no tanto. "Cuando el río suena, agua lleva", suele decirse. Y al parecer el río de la Filología Árabe lleva algo más de caudal que otros. En este sentido y se tome como se tome -incluso con la indignación de Raquel- las quejas que de vez en cuando circulan por este foro no son más que un tímido reflejo de las que uno puede escuchar en las aulas y los pasillos de universidad.
Por último, creo que todos somos conscientes en nuestro fuero interno de que, por más difícil que sea el árabe, una buena parte del fracaso se debe a razones ajenas a su dificultad -aunque como excusa sea muy socorrida-. ¿No hay acaso tareas científicas y académicas más difíciles que llegar a manejar medianamente bien una lengua extranjera y sin embargo abundan los especialistas en ellas?
Por lo pronto, aprender árabe es más fácil que cambiar la manera de enseñarlo...
Saludos a todos,
Antonio Giménez
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