Autor: Antonio Giménez email:antanins@yahoo.es
Fecha: 28-11-03 22:20
Por lo que cuentas, Raquel, se ve que tu profesor ni prepara sus clases con antelación ni tiene un programa determinado -o utiliza en su lugar el índice de una gramática de árabe-. Me temo que en su caso concreto se juntan, como suele decirse, el hambre y las ganas de comer: por un lado la falta de disciplina y, por el otro, la falta de método. Porque yo no diría, a juzgar por tus comentarios, que el suyo sea un método desfasado: es más bien el no-método, el "hago lo que se me ocurre" sin pensar mucho en plazos, objetivos o resultados.
Aunque se trate de un caso particular, es incuestionable que la enseñanza del árabe como lengua extranjera -a pesar de ser una actividad que se remonta en nuestro país a la Edad Media- no puede compararse con la enseñanza del inglés. Como actividad didáctica, la enseñanza del árabe como lengua extranjera se enfrenta con carencias y dificultades en todos los órdenes: de entrada, es una lengua muy poco presente en nuestra sociedad y no cabe duda de que, frente al inglés, el árabe no es lo que se dice una lengua considerada "de prestigio" ni rentable. No es de extrañar, por tanto, que la inversión en investigación y en formación del profesorado sea nula. El dinero que se le ha dedicado al árabe tenía como objetivo fomentar lo que más "nos interesaba" de él: el estudio de al-Andalus... Para lo cual, huelga decir, no hacía falta hablarlo ni saber comunicarse en él. Bastaba conocer unas cuantas reglas gramaticales (o tenerlas a mano) y disponer de un diccionario para "saber árabe". De ahí que el arabismo español raramente se haya ocupado de elaborar diccionarios prácticos, métodos de aprendizaje modernos, etc. A esto se une la falta de una tradición en los países árabes, y de ahí que muchos profesores nativos -y también no nativos- recurran a procedimientos nada adecuados, sin tener en cuenta que sus alumnos no son niños arabófonos sino adultos hispanohablantes, o que la memorización es un aspecto cada vez más descuidado en nuestros sistemas educativos. Y eso por no entrar en dificultades intrínsecas del árabe como la diglosia.
Yo creo que estamos inmersos en una situación donde la enseñanza formal (un profesor en un aula, con unos alumnos sentados frente a él y un libro de texto por delante) parece ser la única enseñanza posible. Y en mi opinión, si hay alguna materia en la que es necesario prescindir de ese sistema, esa materia es el árabe... Precisamente porque el árabe que sirve para comunicarse está, por lo general, fuera de las aulas. Y no está fuera de lo posible que en uno de esos cursos en Túnez o en Egipto que planeas hacer en tus vacaciones, te encuentres más de lo mismo...
Personalmente te animaría a que, como alumna, tomes las riendas de tu aprendizaje. Yo durante unos años tuve un profesor nativo muy parecido al tuyo (aunque el mío seguía un libro de texto, de manera que no perdía nunca el guión). El hecho de ser nativo le otorgaba una ventaja: por más que no supiera enseñar, árabe sí que sabía (cosa que, desgraciadamente, no se puede decir de muchos profesores no nativos), de forma que a uno le quedaba siempre una última oportunidad: decidir qué es lo que quieres aprender y "extrujar" al profesor haciéndole seguir tus pautas. En este sentido, el profesor se convierte más bien en un informante, y toda la carga de planificación didáctica recae en el alumno. Es un tanto ridículo, pero... ¡menos da una piedra!
Claro está que en una clase con 10, 20 ó 30 alumnos no es muy viable que uno de ellos monopolice al profesor. Pero informantes también hay fuera del aula, y no necesariamente en un país árabe. ¿En qué ciudad española más o menos importante no hay, p. ej., una colonia de inmigrantes magrebíes? ¿Y cuántos de ellos, sobre todo los que menos se manejan en español, no agradecerían la presencia de un hispanohablante que trate de darles conversación y aprender su idioma, al tiempo que les echa una mano? Es una idea que llevo barruntando hace tiempo: ¿no sería una manera útil de practicar el idioma?
Ya que has estudiado inglés, Raquel, te recomiendo que le eches un vistazo a este sitio:
http://www.languageimpact.com/
En él se trata ampliamente la cuestión del autoaprendizaje, especialmente de idiomas "exóticos" en los que, a menudo, los únicos "materiales" o recursos didácticos son los mismos hablantes nativos (el sitio recoge, de hecho, algunas grabaciones de árabe en formato MP3 obtenidas siguiendo este "método de choque").
A mi modo de ver, aprender árabe no es solamente aprender otra lengua, sino aprenderla además de otra forma. Tal vez todo lo que tenga de "precocinada" la enseñanza del inglés, lo tenga de "cruda" la del árabe.
Por último, dudo mucho que tu profesor vaya a rectificar su manera de no-enseñar. No digo yo que los profesores "nazcan" y no se hagan, pero sí que a uno "mal hecho" no hay forma de enderezarlo. De cualquier manera, si tus compañeros comparten tu misma inquietud, quizá podáis hablar con él y pedirle que dé otra orientación a sus clases. Los profesores tienen algo de actores de teatro y ante el descontento del público los hay que, sin llegar a una actuación soberbia, tratan de aprenderse mejor el guión.
Saludos y ánimo,
Antonio Giménez
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