A MI MADRE (1966) |
Añoro el pan de mi madre, el café de mi madre, las caricias de mi madre… Día tras día en mí crece la infancia, pero amo mi edad, pues de morir me avergonzarían las lágrimas de mi madre. Haz de mí, si vuelvo un día, chal para tus pestañas, cubre mis huesos con hierba bautizada por tus puros talones, átame con un mechón de tus cabellos… con una hebra del bordado de tu vestido… Puede que me convierta en un dios, que en un dios me convierta si toco el fondo de tu corazón. Ponme, si es que regreso, como leña en la lumbre de tu fuego, como cuerda de tender en la azotea de casa, porque no puedo levantarme sin tu oración de cada día. He envejecido, devuélveme las estrellas de la infancia para que comparta con los pájaros más pequeños la senda de regreso al nido en que aguardas. (Tomado de Mahmud Darwix, Poesía escogida (1966-2005), traducción de Luz Gómez García, Valencia, Pre-Textos, 2008; agradecemos a la editorial Pre-Textos su autorización para la reproducción de este poema.) |